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Arq. Vania Itzumi Catalán Pérez

19S: La pérdida del hogar como consecuencia de los sismos y su impacto a grupos vulnerables en CDMX

Actualizado: 17 jun 2021

Por: Arq. Vania Itzumi Catalán Pérez*


A nivel mundial, de acuerdo con la ONU, a pesar de que los terremotos no son los eventos que dañan a la mayor cantidad de personas, siendo estos las inundaciones, sí son los que matan a la mayor cantidad de personas, perteneciendo al 58% de las pérdidas registradas en lo que va del siglo, que corresponden a 721,000 personas. Adicionalmente, históricamente dos de los eventos que más han afectado a la Ciudad de México en términos de pérdidas humanas y financieras han sido los sismos del 19 de septiembre de 1985 y el evento del mismo día, pero 32 años más tarde, en 2017.


Como ya se ha mencionado previamente en el artículo 19S: Importancia de la vivienda multifamiliar en la CDMX frente a la ocurrencia de un sismo, los edificios destinados a vivienda cobran alta importancia frente a la ocurrencia de un evento sísmico por la alta ocupación que tienen en la Ciudad de México, por el contexto histórico en el que evolucionó, y por la importante relación que mantiene con la concepción de los Derechos Humanos, particularmente en el “Derecho a un nivel de vida adecuado” en donde se hace alusión al acceso a la vivienda de forma equitativa para todas las personas.


Derivado de este Derecho Humano se ha observado que los daños a este tipo de vivienda han afectado de forma relevante a las familias mexicanas, sin embargo, con datos del sismo de 2017 y con algunos ejemplos análogos obtenidos de la ONU, denotó que existe una importante correlación en cuanto a los daños a esta tipología de edificios, con la población que se ha visto desproporcionalmente afectada frente a la ocurrencia de un evento sísmico.


Es así como de acuerdo con las conclusiones obtenidas del Marco de Acción de Hyogo, en un periodo de 10 años (de 2005 a 2015) los desastres han dañado los Derechos Humanos de las sociedades desde diferentes consideraciones.

Por ejemplo, se observó que más de 700,000 personas perdieron la vida, más de 1.4 millones de habitantes sufrieron alguna clase de herida, y alrededor de 23 millones de personas perdieron el hogar como consecuencia de los desastres, en relación con la pérdida del hogar, se observó también que 144 millones de personas resultaron desplazadas (1).


Esto propone un panorama general en donde más de 1,500 millones de personas se han visto dañadas en su integridad física o a sus bienes en donde la población afectada de forma desmedida, han sido las mujeres y los niños, así como algunos sectores de la población en situación de vulnerabilidad (2).


Adicionalmente, de acuerdo con el Marco de Acción de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres, en los países en desarrollo son desproporcionalmente más altas la mortalidad y las pérdidas económicas.


Edificio de vivienda ubicado en la colonia Girasoles en proceso de demolición al resultar severamente dañado como consecuencia del sismo del 19 de septiembre de 2017. Créditos fotográficos: Vania Catalán. 2019.

Dentro de los grupos que históricamente han presentado alta vulnerabilidad social se encuentran: las mujeres, los niños, los pobres y personas con discapacidad. De acuerdo con la ONU las personas con discapacidad se ven afectadas de forma desproporcional debido a que las medidas de evacuación, respuesta y recuperación resultan inaccesibles para ellos (esto se relaciona a los pocos proyectos arquitectónicos incluyentes, así como los diferentes servicios que se ofrecen a nivel urbano, como el transporte que no consideran la accesibilidad universal). Adicionalmente, cuando se alteran las diferentes redes físicas, económicas, sociales y ambientales afectan mucho más a personas con discapacidad al dejarlas en un alto grado de fragilidad.


Los niños son un grupo particularmente vulnerable a la ocurrencia de un evento sísmico debido a factores multidimensionales. Estos desastres han afectado directamente su salud física al resultar heridos o morir, al presentar alguna enfermedad derivada de la interrupción de sus alimentos o la ingesta de agua contaminada, o bien sufrir malnutrición, e incluso tener poco acceso a la atención medica necesaria. Además, es un grupo en donde particularmente se han presentado casos de daños a su salud psicológica, no únicamente como reacción inmediata de la ocurrencia del sismo, si no con la pérdida de su hogar, muerte de familiares o padres, daños a sus viviendas, pérdida de objetos de valor personal, desplazamientos forzados y daños a sus redes sociales. Adicionalmente a largo plazo se ha observado que pueden causar interrupciones en su educación debido a la pérdida de empleos en el hogar en donde los niños se puede llegar a ver impulsados a apoyar a los ingresos del hogar y abandonar sus estudios (Kousky, 2016). Esta vulnerabilidad se ve agravada en casos de pobreza (3).


En un contexto global, de acuerdo con datos de diversos estudios, se han obtenido algunas cifras que demuestran que otro grupo que se ha visto afectado de forma desmesurada son las mujeres, en donde dentro de algunos ejemplos se encuentran: el sismo de Ashkabad (1948), donde murieron casi dos veces y media más mujeres que hombres, el de Manila (1990) donde el 55% de las muertes fueron mujeres, y el terremoto de Kobe (1995) donde el 59% de las víctimas correspondían a pérdidas humanas femeninas (6).


Otro ejemplo que cobra relevancia en este sentido son las prácticas culturales en algunas regiones: en el sismo de Cachemira, las mujeres que estaban encerradas en sus hogares no tuvieron oportunidad de escapar; además, los sitios donde se practica más la purdah tuvieron una mortalidad aún mayor de mujeres respecto de hombres.


En el contexto local, de acuerdo con diferentes estudios llevados a cabo para la Ciudad de México, se menciona que el alto porcentaje de muertes de mujeres, no se atribuye a la distribución poblacional por género (que corresponde al 52.6% de habitantes mujeres y 47.4% hombres) ni a cuestiones azarosas (8).


Se revisa entonces dentro del contexto social en México, cuáles pudieron haber sido algunos de los factores que determinaron que el sismo de 2017 en México representara mayores daños a las mujeres. Dentro de las posibilidades de estas fatalidades se atribuyen cuestiones de desigualdades sociales (factores socioeconómicos, institucionales, psicológicos y culturales) y de género.


Edificio de vivienda en proceso de demolición al registrar daños muy altos (DS4) ubicado en la colonia Roma. Créditos fotográficos: Vania Catalán. Marzo de 2019.


Como se ha comentado en el artículo 19S: algunas consecuencias y diferencias entre los sismos de septiembre 1985 y 2017 en la CDMX, se observa que por la naturaleza del sitio en donde están desplantadas las viviendas en la Ciudad de México en cual favorece la enorme amplificación de las ondas sísmicas, estas se encuentran en alguna posible situación de vulnerabilidad frente a un riesgo de desastre, en donde aunado a esta naturaleza, diferentes comportamientos sociales han aumentado las condiciones de vulnerabilidad de sus habitantes.


Es entonces cuando se observa que los desastres, no derivan únicamente de la naturaleza del riesgo, si no que han sido consecuencias de diversas construcciones sociales, dentro de las cuales podrían atribuirse a: factores económicos, políticos y sociales, así como simbólicos, culturales y de dinámicas urbanas que pueden derivar en una alta vulnerabilidad social.


Dentro de este argumento, en la Ciudad de México, como consecuencia del sismo del 19 de septiembre de 2017 que ocurrió a las 13:14:40 hora local registrado con una magnitud de Mw.7.1, se registraron 228 pérdidas humanas de las cuales el 60.5% correspondía a mujeres (esto es 138 mujeres: 122 adultas y 16 menores) y únicamente el 39.5% correspondía a hombres (esto es 90 hombres: 72 adultos y 18 menores) (9).


Dentro de estas estadísticas en relación con el tipo de edificios que se vieron dañados, como se comentó en el artículo 19S: Importancia de la vivienda multifamiliar en la CDMX frente a la ocurrencia de un sismo, los edificios mayormente afectados fueron los destinados a vivienda (correspondiendo al 71.1%) y en este punto, las muertes asociadas a estos edificios correspondía al 43.4% de las muertes registradas (el total de las pérdidas humanas fie de 228 personas en la Ciudad de México). Adicionalmente han influido en el nivel de daño presentado algunas irregularidades arquitectónico-estructurales que presentaron particularmente los edificios de 6 a 10 niveles (Catalán, 2020).


Entonces se observa la relación que cobra la vivienda multifamiliar con la hora en la que ocurrió el sismo, la relación que mantiene la vivienda multifamiliar con el número de niveles, y se puede llegar a atribuir el impacto a la población femenina en este sentido. En donde derivado de este factor se puede llegar a una posible noción de que en ese momento se encontraba mayor población femenina habitando las viviendas, en donde por el contexto socio-cultural en México, las mujeres se dedican en mayor medida a los cuidados del hogar (del total de horas que se destinan a estas tareas, los hombres contribuyen con un 22,8%, mientras que las mujeres el restante, un 77,2%) adicionalmente el 95% de las empleadas domésticas son mujeres (10).


Aunado a estos escenarios que considerados como construcciones sociales y de género en la Ciudad de México, se observa la precariedad de las condiciones laborales para el grupo de mujeres que perdieron la vida en una fábrica de la colonia Obrera, en donde se encontraban trabajando de forma ilegal y se realizaron varias especulaciones sobre la transgresión a sus Derechos Humanos.

Se observa la importancia de retomar los ideales de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tomarlos como una base para generar y transformar Políticas Públicas que sean conscientes de la naturaleza del riesgo y que ponderen a estos grupos frente al riesgo de desastre, donde en la Ciudad de México definitivamente continuarán ocurriendo estos fenómenos naturales y los protocolos sísmicos deben mostrar estrategias incluyentes y accesibles para toda la población.


Referencias:


(1) Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030. ONU.


(2) El Marco de Acción de Hyogo define como “vulnerabilidad” a “las condiciones determinadas por factores o procesos físicos, sociales, económicos y ambientales que aumentan la susceptibilidad y exposición de una comunidad al impacto de amenazas”.


(3) El impacto de los terremotos en México en los niños, niñas y adolescentes: hallazgos y recomendaciones para dar una mejor respuesta. UNICEF.


(4) Beinin L. An examination of health data following two major earthquakes in Russia. Disasters 1981; 5(2):142-146.


(5) Roces MC, White ME, Dayrit MM, Durkin ME. Risk factors for injuries due to the 1990 earthquake in Luzon, Philippines. Bull World Health Organ 1992; 70(4):509-514.


(6) Baba S, Taniguchi H, Nambu S, Tsuboi S, Ishihara K, Osato S. The Great Hanshin earthquake. Lancet 1996; 347(8997):307-309.


(7) Cachemira es una región ubicada en la zona norte del subcontinente Indio en donde se realiza esta práctica cultural musulmana hindú que consiste en ocultar a las mujeres de los hombres que no sean sus parientes directos.


(8) Solís P, Donají Núñez A. ¿Por qué murieron más mujeres el 19S? Un análisis inicial Nexos; 2017 [periódico na Internet]. [citado 2018 Nov 3].


(9) Sánches Correa M, Islas Arredondo I. Recuento de los daños 7S y 19S: a un mes de la tragedia [Internet]. Ciudad de México: Senado de la República; 2017. [citado 2018 Nov 3].


(10) De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística.


  1. Álvarez-Díaz, J. A. (2020). Género, desastres y mortalidad: Sismo en Ciudad de México, 19/septiembre/2017. Ciência & Saúde Coletiva, 25, 2831-2836.

  2. Catalán, V. I., (2020) ¿Cómo se comportaron los multifamiliares que tenían daño previo después del sismo del 19 de septiembre de 2017? Academia XXII, 11(21), 83-113.

  3. Velázquez Gutiérrez, M. (2018). Desastres sociales: sismos, reconstrucción e igualdad de género. Revista mexicana de sociología, 80(SPE), 149-158.

  4. Organización de las Naciones Unidas (ONU), 1948. Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH).


*La autora agradece al Instituto de Ingeniería UNAM en las Coordinaciones de Ingeniería Sismológica y Estructural por las facilidades brindadas para el desarrollo de esta investigación, así como a FUNDARQMX por este espacio de difusión.

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