OPINIÓN: El proyecto del DF respondía a la necesidad de hacer un cambio en la escala y el sentido plástico de la obra monumental.
CIUDAD DE MÉXICO — En los últimos meses se nos ha mostrado a los capitalinos -una vez más- lo vulnerable que es el patrimonio construido de la segunda mitad del siglo XX, y la negligencia y desinterés de las autoridades mismas, aun cuando éstas lo cataloguen por su valor artístico, arquitectónico o por sus aportaciones ambientales, pues no garantizan su conservación y mucho menos la de su entorno, incluso cuando después se trate de dar soluciones para mitigar el daño y congraciarse con la sociedad civil.
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