Por: Ricardo Cuevas

En el Centro Histórico, frente al Templo Mayor en la esquina de Donceles con República de Argentina, se alzó entre 1795 a 1805, en estilo Neoclásico, el Palacio del Marqués del Apartado. Dicho nombre refiere al título que le dio el Rey de España a los descendientes de Francisco Manuel Cayetano de Fagoaga y Arozqueta. En él estaba el Apartado de oro y plata, una organización fundada en 1655, que se encargaba de extraer oro y plata bajo el control de varios propietarios. Francisco Manuel lo compró en 1718, recibiendo el nombre de Marqués del Apartado. Él y sus descendientes controlaron el Apartado hasta 1778. Hacia mediados del siglo XVIII encargó al arquitecto valenciano Manuel Tolsá el proyecto de remodelación de la casa que hoy permanece.

El edificio en esquina muestra dos fachadas en piedra chiluca color gris con detalles en estilo Neoclásico, estilo que se muestra en México desde fines de siglo XVIII hasta poco antes de la independencia, con una ideología de eficiencia y sencillez, en contraposición al recién transcurrido estilo Barroco. La fachada se organiza en 3 franjas horizontales, en planta baja hay un basamento con un almohadillado y una hilera de puertas-ventana con carpintería y vidriería colocada en 1901 por las adecuaciones de Porfirio Díaz como edificio de oficinas federales. En los siguientes dos pisos hay dos hileras de ventanas con balaustradas separadas por pilastras. En la fachada este, se distingue un gran frontón, el triángulo de cantera le da jerarquía, indicando el acceso. El edificio remata en la azotea con una balaustrada que rodea la esquina.
Al adentrarse al edificio te encuentras con un Zaguán que conecta el exterior con el patio interior y la escalera principal al lado izquierdo construida en el periodo porfirista. El patio central, el cual organiza el resto de los espacios, tiene una simetría con eje en el acceso, el cual se enmarca con un arco de doble altura. En el resto de las fachadas, hay una serie de puertas enmarcadas y balcones que generan un pasillo en los pisos superiores construidos en la restauración porfiriana. Las fachadas rematan con balaustradas similares a las del exterior. Hoy, debajo del patio se encontró un basamento prehispánico del Coateocalli.

Manuel Tolsá fue el mayor exponente del neoclásico en México, académico de la Academia de San Carlos de la Nueva España, construyó varios monumentos históricos como el Palacio de Minería o la estatua El Caballito y concluyó las obras de la Catedral Metropolitana. Su influencia fue tal en el neoclásico, que se llegó a conocer en México como estilo Tolsá. La principal influencia en sus diseños viene de la Academia de San Carlos, quienes dictaban cómo debía ser la arquitectura. Ahí tuvo influencia de la arquitectura tanto de Valencia y Madrid, como la italiana, teniendo así un bagaje desde renacentista, manierista, hasta barroco que sintetizó en su estilo Neoclásico. El Palacio de Minería pudo haber tenido cierta influencia en el diseño del Palacio del Marqués del Apartado, ubicado solo a unas cuadras de distancia y siendo ambos diseñados de manera contemporánea.

Originalmente el palacio fue diseñado como residencia para el Marqués y posteriormente para otras familias adineradas durante el siglo XIX hasta que Porfirio Díaz le dio uso de oficinas gubernamentales para la Secretaría de Justicia e Instrucción Pública. Fue comprada en 1900 por $220 000, y en 1901 se empezaron trabajos de rehabilitación del edificio, entre ellos se excavó el patio central habilitando una ventana arqueológica encontrando la continuación de la escalinata del Templo Mayor. En las adecuaciones se modificaron los interiores a un estilo afrancesado y ecléctico, muy al gusto de Porfirio. Además, se retiró una de las dos escaleras en el acceso principal y la de la izquierda se modificó con barandales de hierro. Finalmente, en 2005, se entregó el inmueble al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para ser su sede.
Bibliografía
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